Para la preservación del Depósito de la Fe.

¡Para que llegue el Reino de Dios!

MAGNIFICAT

La Orden del Magníficat de la Madre de Dios tiene la siguiente finalidad especial la preservación del Depósito de la Fe a través de la educación religiosa en todas sus formas. Dios la ha establecido como «baluarte contra la apostasía casi general» que ha invadido la cristiandad y en particular la Iglesia romana.

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Una historia para cada día...

Nuestra Señora de la Asunción

Un ministro protestante confundido por un catecúmeno.

La herejía persigue vanamente el culto a María con sus odios e insultos: Dios se complace en suscitar poderosos defensores de la Reina del Cielo entre los más pequeños de sus hijos.

Un catecúmeno de Oceanía, con el rosario al cuello según la costumbre, está en una asamblea en presencia de un misionero anglicano. La oportunidad de insultar a María, y de obtener una victoria fácil, era demasiado buena para dejarla pasar. El hombre del error miró al neófito con una sonrisa y le preguntó en tono burlón sobre la inutilidad de este collar diabólico. Inmediatamente el siervo de María va y se sienta en el centro del círculo, frente al ministro, y le dice:

«Queréis saber qué significa nuestro lozalio, (que es el nombre que dan al rosario); os lo diré: El rosario sólo sirve para regular un cierto número de oraciones, y el orden en que estamos acostumbrados a rezarlas. Estas son las oraciones que decimos: Creo en Dios Padre Todopoderoso, etc. Primero ves que no hay nada diabólico en esta oración: creo en Dios».

Estaba a punto de continuar, cuando el ministro se levantó y se fue a su casa para ocultar su derrota. Todos los espectadores, incluso los protestantes, aplaudieron la sabia respuesta del catecúmeno, y esta respuesta bien meditada bastaría para convencer a cualquier detractor del rosario de la ignorancia.

Otras historias...

Señal de la Cruz

En el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo y de la Madre de Dios. Amén.

Oración preparatoria

¡Oh Jesús! Vamos a caminar con Vos por el camino del calvario que fue tan doloroso para Vos. Háganos comprender la grandeza de Vuestros sufrimientos, toque nuestros corazones con tierna compasión al ver Vuestros tormentos, para aumentar en nosotros el arrepentimiento de nuestras faltas y el amor que deseamos tener por Vos.
Dígnaos aplicarnos a todos los infinitos méritos de Vuestra Pasión, y en memoria de Vuestras penas, tened misericordia de las almas del Purgatorio, especialmente de las más abandonadas.

Oh Divina María, Vos nos enseñasteis primero a hacer el Vía Crucis, obtenednos la gracia de seguir a Jesús con los sentimientos de Vuestro Corazón mientras Lo acompañabais en el camino del Calvario. Concédenos que podamos llorar con Vos, y que amemos a Vuestro divino Hijo como Vos. Pedimos esto en nombre de Su adorable Corazón. Amén.