La Orden del Magníficat de la Madre de Dios tiene la siguiente finalidad especial la preservación del Depósito de la Fe a través de la educación religiosa en todas sus formas. Dios la ha establecido como «baluarte contra la apostasía casi general» que ha invadido la cristiandad y en particular la Iglesia romana.
A veces se ha dicho que una devoción va en detrimento de la otra. He aquí una prueba de lo contrario: un niño tenía la feliz costumbre de rezar el rosario completo cada día. Se acerca el mes de San José. El niño, piensa, dejará allí su rosario y su devoción a María. No es así: el niño reza siempre su rosario en honor de la Santísima Virgen, y además reza también todos los días el rosario completo de San José, añadiendo: «No debo quitarle a la buena Madre para darle a San José; debo ser un poco más generoso para atraer las gracias de ambos. Quiero bien a San José, pero no me olvido de la Santísima Virgen».
Un piadoso comerciante de Valencia, España, realizaba cada año una práctica devocional especial el día de Navidad en honor a Jesús, María y José. Esta práctica consistía en recibir ese día en su mesa a tres pobres, un anciano, una mujer y un niño pequeño. La fe le representó como infaliblemente verdadera esta palabra del Salvador, de que todo lo que se hace a un pobre, se hace a Él mismo. Por eso, al tratar a estos tres pobres, creía que estaba tratando a Jesús, María y José en persona. Este caritativo comerciante se apareció, después de su muerte, a unas personas piadosas que rezaban por él, y les dijo que en el momento de su último paso, Jesús, María y José habían venido a visitarle y le habían dirigido esta invitación: «Ya que durante tu vida nos recibiste a los tres en tu casa, venimos hoy los tres a recibirte en la nuestra.» Añadió que habían tomado inmediatamente su alma y la habían conducido a la fiesta eterna del Paraíso. ¡Feliz mercader, que supo hacer un comercio tan ventajoso, y poner así sus fondos en manos de Jesús, María y José!
Los Santos del Cielo, nuestros predecesores, son muy sensibles al más mínimo gesto de devoción por nuestra parte. Nunca son ingratos y nos lo devuelven con profusión.
LOCALIZACIÓN:
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(819) 688-6548
Señal de la Cruz
En el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo y de la Madre de Dios. Amén.
Oración preparatoria
¡Oh Jesús! Vamos a caminar con Vos por el camino del calvario que fue tan doloroso para Vos. Háganos comprender la grandeza de Vuestros sufrimientos, toque nuestros corazones con tierna compasión al ver Vuestros tormentos, para aumentar en nosotros el arrepentimiento de nuestras faltas y el amor que deseamos tener por Vos.
Dígnaos aplicarnos a todos los infinitos méritos de Vuestra Pasión, y en memoria de Vuestras penas, tened misericordia de las almas del Purgatorio, especialmente de las más abandonadas.
Oh Divina María, Vos nos enseñasteis primero a hacer el Vía Crucis, obtenednos la gracia de seguir a Jesús con los sentimientos de Vuestro Corazón mientras Lo acompañabais en el camino del Calvario. Concédenos que podamos llorar con Vos, y que amemos a Vuestro divino Hijo como Vos. Pedimos esto en nombre de Su adorable Corazón. Amén.
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