Para la preservación del Depósito de la Fe.

¡Para que llegue el Reino de Dios!

MAGNIFICAT

La Orden del Magníficat de la Madre de Dios tiene la siguiente finalidad especial la preservación del Depósito de la Fe a través de la educación religiosa en todas sus formas. Dios la ha establecido como «baluarte contra la apostasía casi general» que ha invadido la cristiandad y en particular la Iglesia romana.

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Una historia para cada día...

Jesucristo llama a la puerta de nuestro corazón.

Una sola Fe.

En cuanto podamos demostrar que una iglesia profesa una sola doctrina que impide alcanzar la perfección y la santidad, habremos demostrado que esa iglesia no es «santa» y, por tanto, no es la verdadera. Ahora estamos en condiciones de aportar tales pruebas contra la iglesia fundada por Martín Lutero. Este «reformador» enseñó en casi todas las páginas de sus escritos que la «sola fe» (sola fides) es suficiente para la salvación. Por ejemplo, dijo: «Mirad qué rico es el cristiano o bautizado, pues no puede perder su salvación, aunque quiera y sean cuales sean sus pecados, a no ser que no quiera creer. Ningún pecado puede condenarlo, excepto la incredulidad». (De capt. babyl. II vol. p. 264.) En 1521 se atrevió a escribir a su amigo Melanchton: «Sé un pecador: peca con fuerza, pero cree con más fuerza aún».

Según esta doctrina de Lutero el hombre puede entregarse a los crímenes más infames, no por ello llega menos al cielo, mientras crea. Tales principios son una carta blanca para todos los vicios: prueba clara de que la doctrina de Lutero no es santa y de que el carácter de santidad falta en la iglesia que él fundó.

Otras historias...

Señal de la Cruz

En el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo y de la Madre de Dios. Amén.

Oración preparatoria

¡Oh Jesús! Vamos a caminar con Vos por el camino del calvario que fue tan doloroso para Vos. Háganos comprender la grandeza de Vuestros sufrimientos, toque nuestros corazones con tierna compasión al ver Vuestros tormentos, para aumentar en nosotros el arrepentimiento de nuestras faltas y el amor que deseamos tener por Vos.
Dígnaos aplicarnos a todos los infinitos méritos de Vuestra Pasión, y en memoria de Vuestras penas, tened misericordia de las almas del Purgatorio, especialmente de las más abandonadas.

Oh Divina María, Vos nos enseñasteis primero a hacer el Vía Crucis, obtenednos la gracia de seguir a Jesús con los sentimientos de Vuestro Corazón mientras Lo acompañabais en el camino del Calvario. Concédenos que podamos llorar con Vos, y que amemos a Vuestro divino Hijo como Vos. Pedimos esto en nombre de Su adorable Corazón. Amén.