Para la preservación del Depósito de la Fe.

¡Para que llegue el Reino de Dios!

MAGNIFICAT

La Orden del Magníficat de la Madre de Dios tiene la siguiente finalidad especial la preservación del Depósito de la Fe a través de la educación religiosa en todas sus formas. Dios la ha establecido como «baluarte contra la apostasía casi general» que ha invadido la cristiandad y en particular la Iglesia romana.

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Una historia para cada día...

Nuestra Senora de La Salette

María Protectora de los que sufren.

Auxilio de los que lloran, María es también la Protectora de los que sufren por el nombre de su divino Hijo. Por eso, tantos héroes cristianos, que en distintas épocas han perpetuado en la Iglesia el glorioso testimonio de la sangre, la han invocado siempre en sus combates. Uno de estos valientes atletas, el coreano Paul Mi, había sido arrojado a la cárcel tras una espantosa tortura, cuando oyó una voz que pronunciaba claramente estas palabras: «El Señor está contigo.» ¿Era la voz de un ángel que María enviaba a su siervo para consolarle diciéndole las palabras que Ella misma había recogido de la boca del mensajero divino, en el momento en que se realizaba en Ella el gran misterio de la Encarnación? El texto del informe lo sugiere, aunque no lo dice claramente: el hecho es que el confesor de la fe se sintió maravillosamente animado. Así que cuando, varios días después, entró de nuevo en la corte, a punto de expirar bajo la violencia de los tormentos, hizo acopio de lo que le quedaba de fuerzas, levantó la cabeza y, con voz moribunda, murmuró esta conmovedora despedida: ¡Ave, María!

Otras historias...

Señal de la Cruz

En el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo y de la Madre de Dios. Amén.

Oración preparatoria

¡Oh Jesús! Vamos a caminar con Vos por el camino del calvario que fue tan doloroso para Vos. Háganos comprender la grandeza de Vuestros sufrimientos, toque nuestros corazones con tierna compasión al ver Vuestros tormentos, para aumentar en nosotros el arrepentimiento de nuestras faltas y el amor que deseamos tener por Vos.
Dígnaos aplicarnos a todos los infinitos méritos de Vuestra Pasión, y en memoria de Vuestras penas, tened misericordia de las almas del Purgatorio, especialmente de las más abandonadas.

Oh Divina María, Vos nos enseñasteis primero a hacer el Vía Crucis, obtenednos la gracia de seguir a Jesús con los sentimientos de Vuestro Corazón mientras Lo acompañabais en el camino del Calvario. Concédenos que podamos llorar con Vos, y que amemos a Vuestro divino Hijo como Vos. Pedimos esto en nombre de Su adorable Corazón. Amén.