Para la preservación del Depósito de la Fe.

¡Para que llegue el Reino de Dios!

MAGNIFICAT

La Orden del Magníficat de la Madre de Dios tiene la siguiente finalidad especial la preservación del Depósito de la Fe a través de la educación religiosa en todas sus formas. Dios la ha establecido como «baluarte contra la apostasía casi general» que ha invadido la cristiandad y en particular la Iglesia romana.

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Una historia para cada día...

Nuestra Señora del Purgatorio

Nuestro deber con las almas que nos preceden en la Eternidad

Santa Mónica, estando en su lecho de muerte, dijo a San Agustín: «Hijo mío, pronto no tendrás madre; cuando yo ya no esté, reza por mi alma, no olvides a la que tanto te amó; sobre todo, piensa en mí cuando subas al altar a ofrecer el Sacrificio de la nueva alianza.» San Agustín no olvidó las palabras de su madre; lloró amargamente su muerte. «Dios de la misericordia, gritó en su dolor, perdona a mi madre las faltas que ha cometido; no entres en juicio con ella; aparta Tus ojos de sus infidelidades. Recuerda que cuando estaba cerca de su fin, no pensó en su cuerpo ni en los últimos deberes que debían cumplirse por ella; lo único que pedía era que fuera mencionada en Tus altares para borrar los restos de los pecados que no pudo expiar durante su vida.»

Otras historias...

Señal de la Cruz

En el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo y de la Madre de Dios. Amén.

Oración preparatoria

¡Oh Jesús! Vamos a caminar con Vos por el camino del calvario que fue tan doloroso para Vos. Háganos comprender la grandeza de Vuestros sufrimientos, toque nuestros corazones con tierna compasión al ver Vuestros tormentos, para aumentar en nosotros el arrepentimiento de nuestras faltas y el amor que deseamos tener por Vos.
Dígnaos aplicarnos a todos los infinitos méritos de Vuestra Pasión, y en memoria de Vuestras penas, tened misericordia de las almas del Purgatorio, especialmente de las más abandonadas.

Oh Divina María, Vos nos enseñasteis primero a hacer el Vía Crucis, obtenednos la gracia de seguir a Jesús con los sentimientos de Vuestro Corazón mientras Lo acompañabais en el camino del Calvario. Concédenos que podamos llorar con Vos, y que amemos a Vuestro divino Hijo como Vos. Pedimos esto en nombre de Su adorable Corazón. Amén.