La Orden del Magníficat de la Madre de Dios tiene la siguiente finalidad especial la preservación del Depósito de la Fe a través de la educación religiosa en todas sus formas. Dios la ha establecido como «baluarte contra la apostasía casi general» que ha invadido la cristiandad y en particular la Iglesia romana.
Los que no persigan su fin último serán infelices aquí abajo.
Fénelon, tan famoso como educador (fallecido en 1715), hizo venir a tres obreros la víspera de Navidad para completar algunas reparaciones en su palacio de Cambrai. Cuando por la noche el obispo distribuyó los regalos de Navidad en su casa, también llamó a estos obreros a su habitación para darles sus regalos de Navidad. «Aquí», dijo, «en esta mesa hay tres escudos de oro y tres libros de piedad; cada uno de vosotros puede elegir un libro o un escudo». Dos obreros tomaron un escudo, diciendo: «Esto nos servirá para pagar la leña para el invierno». El tercero dudó un momento y luego eligió uno de los libros de piedad. «Tengo», dijo, «una vieja madre ciega en casa: durante las largas tardes de invierno le leeré». El arzobispo sonrió y le dijo: «Ahora abre tu paquete». El obrero lo hizo y encontró tres écus de oro bajo el sobre. Se puede imaginar la confusión de los otros dos, sobre todo porque Fenelón, viendo su desilusión, les dijo: «Amigos míos, quien prefiere el oro a lo que es útil para su alma está obligado a contentarse con este pequeño beneficio terrenal; pero quien busca los bienes eternos recibe además los bienes temporales.»
– Esto es lo que ya había enseñado Jesucristo: «Buscad primero el reino de Dios y su justicia, y todo lo demás se os dará por añadidura.»
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Señal de la Cruz
En el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo y de la Madre de Dios. Amén.
Oración preparatoria
¡Oh Jesús! Vamos a caminar con Vos por el camino del calvario que fue tan doloroso para Vos. Háganos comprender la grandeza de Vuestros sufrimientos, toque nuestros corazones con tierna compasión al ver Vuestros tormentos, para aumentar en nosotros el arrepentimiento de nuestras faltas y el amor que deseamos tener por Vos.
Dígnaos aplicarnos a todos los infinitos méritos de Vuestra Pasión, y en memoria de Vuestras penas, tened misericordia de las almas del Purgatorio, especialmente de las más abandonadas.
Oh Divina María, Vos nos enseñasteis primero a hacer el Vía Crucis, obtenednos la gracia de seguir a Jesús con los sentimientos de Vuestro Corazón mientras Lo acompañabais en el camino del Calvario. Concédenos que podamos llorar con Vos, y que amemos a Vuestro divino Hijo como Vos. Pedimos esto en nombre de Su adorable Corazón. Amén.
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