Para la preservación del Depósito de la Fe.

¡Para que llegue el Reino de Dios!

MAGNIFICAT

La Orden del Magníficat de la Madre de Dios tiene la siguiente finalidad especial la preservación del Depósito de la Fe a través de la educación religiosa en todas sus formas. Dios la ha establecido como «baluarte contra la apostasía casi general» que ha invadido la cristiandad y en particular la Iglesia romana.

Filter by Categories
Liturgia-es
Oración
Evangelio-Lecturas
Reflexiones
Historia

Una historia para cada día...

Niño Jesús, ¡Te amo con todo mi corazón!

Una notable discusión entre un obispo y un filósofo pagano.

Cuando Constantino el Grande entró en Bysance, los filósofos acudieron a él y se quejaron de que se estaba introduciendo una nueva religión, el cristianismo. Pidieron al emperador que ordenara una conferencia pública entre ellos y el obispo Alejandro, para juzgar la verdad de las religiones implicadas. El emperador consintió, y Alejandro se preparó para esta lucha. Más acostumbrado a practicar la virtud que a manejar la dialéctica, sintió la dificultad de medirse con un grupo de filósofos, cuya ocupación diaria era la discusión. Sin embargo, acudió con valentía a la conferencia, en la que se sucedieron las intervenciones de estos filósofos. El obispo les exigió que eligieran a uno de ellos para que hablara en su nombre. Eligieron al más capaz, y cuando se adelantó a pronunciar su discurso, Alejandro le dijo: «¡En nombre de Cristo, cállate!». Ante estas palabras, el filósofo se quedó callado, como si le diera una apoplejía, incapaz de pronunciar una palabra. La discusión había terminado y el milagro había demostrado la verdad del cristianismo.

En los primeros tiempos de la Iglesia los milagros eran más frecuentes porque eran necesarios para la difusión del cristianismo. Dios es como el jardinero que riega con frecuencia las plantas jóvenes, y con menos frecuencia las plantas que ya tienen raíces profundas.

Dios hace milagros principalmente para demostrar la verdad.

Otras historias...

Señal de la Cruz

En el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo y de la Madre de Dios. Amén.

Oración preparatoria

¡Oh Jesús! Vamos a caminar con Vos por el camino del calvario que fue tan doloroso para Vos. Háganos comprender la grandeza de Vuestros sufrimientos, toque nuestros corazones con tierna compasión al ver Vuestros tormentos, para aumentar en nosotros el arrepentimiento de nuestras faltas y el amor que deseamos tener por Vos.
Dígnaos aplicarnos a todos los infinitos méritos de Vuestra Pasión, y en memoria de Vuestras penas, tened misericordia de las almas del Purgatorio, especialmente de las más abandonadas.

Oh Divina María, Vos nos enseñasteis primero a hacer el Vía Crucis, obtenednos la gracia de seguir a Jesús con los sentimientos de Vuestro Corazón mientras Lo acompañabais en el camino del Calvario. Concédenos que podamos llorar con Vos, y que amemos a Vuestro divino Hijo como Vos. Pedimos esto en nombre de Su adorable Corazón. Amén.