Oh Espíritu Santo, Os complace hacer brillar Vuestra luz sobre las
almas humildes, rectas y puras, mientras la rechazáis a los
orgullosos y prudentes del mundo, y a todos aquellos que son
esclavos de sus pasiones; no merezco que me iluminéis, yo que
soy tan orgulloso, tan miserable y tan sensual. Los innumerables
pecados que he cometido, mis apegos a las criaturas, mis
pasiones inmortificadas se han acumulado en mi alma espesas
nubes que los rayos de Vuestra luz no pueden penetrar.
Oh, Os ruego, por los méritos de Jesucristo y por la todopoderosa
intercesión de Vuestra querida Esposa, la Santísima Virgen María,
que Os dignéis disipar estas nubes, perdonándome todos mis
pecados y desprendiendo mi corazón por completo de los
afectos terrenales. Que los rayos celestiales del don de
Entendimiento brillen sobre mi alma, a pesar de su indignidad,
para que descubra las bellezas ocultas de las verdades de la fe y
los misterios de la religión. A la vista de estos esplendores, mi
corazón se inflamará de amor a Dios y de celo por hacerle amar
también a los demás; se deleitará en la oración y la meditación,
suspirará sin cesar por la Belleza increada, por el divino cara a
cara. Oh, Espíritu Santo, no desprecieis mi oración, no me dejéis
más tiempo en la oscuridad. Concededme el don de la
Inteligencia: entonces viviré una nueva vida, una vida de amor y
fervor, esperando que vaya a vivir con Vos en el cielo de la vida de
los benditos.
Oh María, amada Esposa del Espíritu de la Verdad, obtenedme, Os
ruego, el precioso don del Entendimiento.
7 Ave María, 7 Gloria al Padre.