San Miguel Arcángel, eres tú a quien la santa Iglesia venera como
su guardián y protector. Es también a ti a quien el Señor ha
confiado la misión de introducir a las almas redimidas en la dicha
celestial.
Ruega, pues, al Dios de la Paz que aplaste a Satanás bajo
nuestros pies para que no pueda seguir encadenando a los
hombres y dañando a la Iglesia.
Presenta nuestras oraciones al Altísimo, para que el Señor se
apiade de nosotros sin demora.
Agarra al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás,
y échalo al abismo encadenado, para que no engañe más a las
naciones.
San Miguel Arcángel, benefactor de los pueblos que te honran,
estate siempre a mi lado. Enséñame a vivir en incesante
comunión de corazón y mente con el Señor, en paz con mis
hermanos. Presenta mis humildes oraciones y súplicas a Dios.
Reza conmigo, reza por mí, apóyame. Amén.
Confiando en la intercesión de Vuestro bendito Arcángel Miguel,
Os ruego, Señor, que me concedáis la gracia de amaros por
encima de todo y de serviros con gracia y verdad.
San Miguel Arcángel,
Con tu luz, ilumínanos.
Con tus alas, protégenos.
Con tu espada, defiéndenos.