«Hoy tráeme las almas de los sacerdotes y de las monjas, y sumérgelas en Mi
insondable Misericordia. Ellos Me han dado la fuerza para soportar Mi amarga
Pasión. A través de ellos, como a través de canales, fluye Mi Misericordia sobre
la humanidad».
Misericordiosísimo Jesús, de quien procede todo lo bueno, multi-
plicad en nosotros Vuestras gracias, para que realicemos actos
dignos de Misericordia, y para que nuestro prójimo glorifique al
Padre de la Misericordia que está en los Cielos.
Padre eterno, lanzad una mirada misericordiosa sobre este grupo
escogido en el corazón de Vuestra viña: las almas de los sacer-
dotes y religiosos. Concededles los beneficios de Vuestra bendi-
ción. Por amor al Corazón de Vuestro Hijo, que es su morada,
concededles el poder de Vuestra luz, para que puedan guiar a
otros por el camino de la salvación, y para que juntos puedan
rendir homenaje a Vuestra insondable Misericordia por toda la
eternidad. Amén.