Para la preservación del Depósito de la Fe.

¡Para que llegue el Reino de Dios!

MAGNIFICAT

La Orden del Magníficat de la Madre de Dios tiene la siguiente finalidad especial la preservación del Depósito de la Fe a través de la educación religiosa en todas sus formas. Dios la ha establecido como «baluarte contra la apostasía casi general» que ha invadido la cristiandad y en particular la Iglesia romana.

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Una historia para cada día...

Sagrada Familia - Jesús María José

Ester ante Asuero.

Asuero, rey de Persia (485-465 a.C.), ordenó una vez, a instancias de su ministro Aman, que todos los judíos que vivían en sus estados fueran masacrados en un solo día. Cuando la reina Ester, una joven judía, fue informada del complot, ella y sus asistentes rezaron y ayunaron durante tres días. Finalmente, tras suplicar la ayuda divina, se presentó ante el rey, aun sabiendo que cualquiera que se atreviera a presentarse ante él sin ser llamado era castigado con la muerte. Se arrojó a los pies de Asuero, pidiendo misericordia para ella y su pueblo. El rey la recibió amablemente y le dijo: «No morirás. Esta ley hecha para todos, no está hecha para ti.» Finalmente Ester obtuvo a fuerza de oraciones la revocación del edicto y así salvó a su pueblo.

Esther es una imagen de la Santísima Virgen. Por la desobediencia de Adán todos los hombres están condenados a la muerte y nacen con el pecado original. Sólo María, la Reina del Cielo, es una excepción; por la gracia de Dios, la Santísima Virgen está exenta del pecado original. De ahí la fiesta de la Inmaculada Concepción, el 8 de diciembre. Y como la muerte y sus consecuencias son consecuencia del pecado, era justo que María resucitara, como Su divino Hijo, antes de que Su cuerpo se viera afectado por la corrupción del sepulcro. Por eso Su Asunción se celebra el 15 de agosto.

Otras historias...

Señal de la Cruz

En el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo y de la Madre de Dios. Amén.

Oración preparatoria

¡Oh Jesús! Vamos a caminar con Vos por el camino del calvario que fue tan doloroso para Vos. Háganos comprender la grandeza de Vuestros sufrimientos, toque nuestros corazones con tierna compasión al ver Vuestros tormentos, para aumentar en nosotros el arrepentimiento de nuestras faltas y el amor que deseamos tener por Vos.
Dígnaos aplicarnos a todos los infinitos méritos de Vuestra Pasión, y en memoria de Vuestras penas, tened misericordia de las almas del Purgatorio, especialmente de las más abandonadas.

Oh Divina María, Vos nos enseñasteis primero a hacer el Vía Crucis, obtenednos la gracia de seguir a Jesús con los sentimientos de Vuestro Corazón mientras Lo acompañabais en el camino del Calvario. Concédenos que podamos llorar con Vos, y que amemos a Vuestro divino Hijo como Vos. Pedimos esto en nombre de Su adorable Corazón. Amén.