Para la preservación del Depósito de la Fe.

¡Para que llegue el Reino de Dios!

MAGNIFICAT

La Orden del Magníficat de la Madre de Dios tiene la siguiente finalidad especial la preservación del Depósito de la Fe a través de la educación religiosa en todas sus formas. Dios la ha establecido como «baluarte contra la apostasía casi general» que ha invadido la cristiandad y en particular la Iglesia romana.

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Una historia para cada día...

Sagrado Corazon de Jesus

Humildad del Corazón de Jesús.

Un día, después de haber manifestado Su poder a Su fiel sierva, Ángela de Foligno, el divino Maestro le dijo:

«Después de haber visto algo de Mi poder, debes ver Mi humildad». Miré, relata la Santa, y Le vi descender tan bajo por amor a los hombres, que me pareció que había caído al fondo de un abismo. Entonces, comparando con Su poder, que acababa de ver, una aniquilación tan profunda, me quedé toda asombrada. Entonces, viendo que no era nada, y que sin embargo era orgullosa, empecé a juzgarme indigna de recibir a un Dios tan humilde, y no quise comulgar más. Después de haberme mostrado así Su poder y humildad, me dijo: «Hija Mía, no hay ninguna criatura que pueda ver estas cosas en la medida en que tú las has visto, a menos que Dios eleve su inteligencia por una gracia divina muy especial.» Se estaba celebrando entonces una misa; cuando el sacerdote estaba en la elevación, Jesús me dijo: «Mi poder está actualmente en este altar; pero también está en tu alma. Cuando Me recibes en la mesa sagrada, recibes al que ya posees. Comulga, pues, hija Mía, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo; Yo, que soy digno, te hago digna». Su conversación terminó allí; pero me dejó un consuelo que creo que conservaré durante toda mi vida.

Otras historias...

Señal de la Cruz

En el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo y de la Madre de Dios. Amén.

Oración preparatoria

¡Oh Jesús! Vamos a caminar con Vos por el camino del calvario que fue tan doloroso para Vos. Háganos comprender la grandeza de Vuestros sufrimientos, toque nuestros corazones con tierna compasión al ver Vuestros tormentos, para aumentar en nosotros el arrepentimiento de nuestras faltas y el amor que deseamos tener por Vos.
Dígnaos aplicarnos a todos los infinitos méritos de Vuestra Pasión, y en memoria de Vuestras penas, tened misericordia de las almas del Purgatorio, especialmente de las más abandonadas.

Oh Divina María, Vos nos enseñasteis primero a hacer el Vía Crucis, obtenednos la gracia de seguir a Jesús con los sentimientos de Vuestro Corazón mientras Lo acompañabais en el camino del Calvario. Concédenos que podamos llorar con Vos, y que amemos a Vuestro divino Hijo como Vos. Pedimos esto en nombre de Su adorable Corazón. Amén.