Para la preservación del Depósito de la Fe.

¡Para que llegue el Reino de Dios!

MAGNIFICAT

La Orden del Magníficat de la Madre de Dios tiene la siguiente finalidad especial la preservación del Depósito de la Fe a través de la educación religiosa en todas sus formas. Dios la ha establecido como «baluarte contra la apostasía casi general» que ha invadido la cristiandad y en particular la Iglesia romana.

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Jesús Crucificado y la Santísima Virgen María

¡O Jesús Crucificado!

Ayudadnos a llevar nuestra cruz como Vos llevasteis la Vuestra.

Via Crucis

Entre los ejercicios expiatorios, el Vía Crucis es uno de los más conmovedores y saludables.

Fue la propia Virgen María quien nos dio el primer ejemplo de esta devoción.

«Se dice que después de la Ascensión, cuando la Madre de Dios aún vivía en Jerusalén, no dejó de seguir el camino doloroso de Su Hijo y de rociar con Sus lágrimas los lugares donde Él había sufrido. Había medido las distancias paso a paso y Su amor no se cansaba de contemplar este camino de dolor. En Éfeso, lejos de aquellos lugares tan queridos por Su Corazón, no cesó ni un solo día Sus meditaciones sobre la Pasión. Cerca de Su casa había un camino que llevaba a la cima de una colina… A menudo iba allí sola y la seguía en oración, como solía hacer en el camino del Calvario.

Más tarde, la dividió en catorce estaciones, midiendo, según el número de pasos que tantas veces había contado, la distancia entre los distintos lugares donde había tenido lugar algún incidente de la Pasión del Salvador. En cada uno de estos lugares Ella erigió una piedra, o si había un árbol allí, Ella hizo una marca. El camino conducía a un bosque, donde un montículo representaba el Calvario y una pequeña cueva el Santo Sepulcro. Nuestra Santísima Madre seguía este nuevo camino de la Cruz, inmersa en una profunda contemplación. Se detenía en cada una de las estaciones y meditaba en Su corazón el misterioso significado y agradecía al Señor Su amor, derramando lágrimas de compasión.» (Según la tradición más antigua)

Señal de la Cruz

En el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo y de la Madre de Dios. Amén.

Oración preparatoria

¡Oh Jesús! Vamos a caminar con Vos por el camino del calvario que fue tan doloroso para Vos. Háganos comprender la grandeza de Vuestros sufrimientos, toque nuestros corazones con tierna compasión al ver Vuestros tormentos, para aumentar en nosotros el arrepentimiento de nuestras faltas y el amor que deseamos tener por Vos.
Dígnaos aplicarnos a todos los infinitos méritos de Vuestra Pasión, y en memoria de Vuestras penas, tened misericordia de las almas del Purgatorio, especialmente de las más abandonadas.

Oh Divina María, Vos nos enseñasteis primero a hacer el Vía Crucis, obtenednos la gracia de seguir a Jesús con los sentimientos de Vuestro Corazón mientras Lo acompañabais en el camino del Calvario. Concédenos que podamos llorar con Vos, y que amemos a Vuestro divino Hijo como Vos. Pedimos esto en nombre de Su adorable Corazón. Amén.