La Palabra Eterna, de inocente Se convirtió en culpable.
Oh dulce Jesús, Verbo Eterno hecho carne, Os doy gracias por haber traído la salvación
al mundo revistiéndoos de la culpa del pecado. Os veo en Vuestro pobre establo,
condenado a todos los sufrimientos debidos a los pecadores. Contemplando la
abyección a la que Os ha reducido Vuestro amor por mí, reconozco mi culpa ante Vos
y ante los hombres. Me asusta el número y la gravedad de mis faltas, y mi impotencia
para pagarlas. Por eso, oh Santo Niño Jesús, pedid a Vuestra divina Madre que me
tome en Sus brazos y me ofrezca con Vos al Padre Eterno. Habéis pagado por mí.
Interceded por mí. Habéis hecho mi penitencia. Por eso habéis sufrido, por eso habéis
llevado la cruz. Quiero enmendar mi error aceptando cada una de Vuestras
intervenciones purificadoras conmigo.
Oh Jesús, Redentor del mundo, y muchas veces Redentor de mi alma, me rindo, me
habéis amado demasiado. Hacedme prisionero de Vuestro amor para que hasta mi
último aliento Os ame aún más de lo que Os he ofendido. Amén.
Invocación
Divino Niño Jesús, que para la salvación del mundo habéis querido nacer en un
establo y acostaros en un pesebre sobre un poco de paja: tened piedad de mí.
María y José, rogad al Niño Jesús por mí.
Gloria al Padre…