Domingo 23 después de Pentecostés

Un príncipe de la sinagoga se acercó a Jesús y, adorándolo, Le dijo: «Señor, mi hija acaba de morir, pero ven y ponle la mano encima, y vivirá.»
Día de Todos los Santos

La Virgen Inmaculada ve toda la belleza de los elegidos y su gloria alimentada por la sangre de Cristo, brillando con las virtudes practicadas por Él; y respondiendo al llamado divino, alaba tanto como puede a la más feliz, siempre adorable Trinidad, por lo que se digna ser para los Santos su tiara, su admirable dignidad. ¡Gloria al Padre, al Hijo, al Espíritu Santo! Así todos con una sola voz, cantan el Paraíso.
Jesús, Cristo Rey

Magníficat! ¡Para la preservación del Depósito de la Fe! ¡Para que venga el Reino de Dios! Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar. Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al […]
Último Domingo de octubre

«Tú lo dices; Yo soy Rey. Por eso nací y vine al mundo, para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha Mi voz».
20º domingo después de Pentecostés

Señor, baja antes de que muera mi hijo. Díjole Jesús: Vete, tu hijo vive. Creyó el hombre lo que le dijo Jesús, y se fue.
Décimo noveno domingo después de Pentecostés

Cuando el rey vio a un invitado sin el traje de boda, dijo a su gente: «Arrojadlo, atado de pies y manos, a las tinieblas exteriores; allí será el llanto y el crujir de dientes. Porque hay muchos llamados, pero pocos elegidos.»
18º domingo después de Pentecostés

A Jesús se Le presentó un paralítico que estaba en la cama. Jesús le dijo: Confía, hijo Mío, tus pecados te son perdonados.
17º domingo después de Pentecostés

Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el mayor y primer mandamiento. Y el segundo es similar; amarás a tu prójimo como a ti mismo. En estos dos mandamientos están contenidos toda la ley y los profetas.
16º domingo después de Pentecostés

Jesús preguntó a los legisperitos y fariseos, diciendo: ¿Es lícito curar en sábado? Y ellos callaron. Entonces El, tomándole, le sanó y despidió.
Decimoquinto domingo después de Pentecostés

Jesús le dijo a la pobre madre: «No llores», y al muerto le dijo: «Joven, te ordeno que te levantes.» El muerto se levantó y empezó a hablar, y Jesús lo devolvió a su madre.