historia0709-El perdón en el corazón de los Santos
Después de haber disparado varias pelotas de fuego contra las ventanas del palacio episcopal, este hombre enloquecido llegó a disparar una contra el propio Santo un día que se encontró con él en una calle de la ciudad; el obispo no resultó herido, pero el sacerdote que le acompañaba sí…
historia0708-Oro de la paciencia
Un rey tenía en prisión a dos de sus súbditos, cada uno de los cuales le debía una gran suma de dinero. Cuando vio que no podían pagar sus deudas porque no tenían nada, fue a la prisión y arrojó una bolsa llena de oro sobre la cabeza de cada uno de ellos…
historia0707-Hay que evitar hablar mal de uno mismo
El abad Serapión recibió la visita de un monje que, a cada palabra, se llamaba a sí mismo pecador e indigno del hábito religioso que llevaba…
historia0706-Paciencia y mortificación de San Francisco de Sales
Habiéndole escrito una de sus penitentes que acostumbraba, para librarse de sus dolores de cabeza, a rezar un Padre Nuestro en honor a la corona de espinas de Nuestro Señor…
historia0705-La oración de la jardinera
¡Cuál fue su asombro y admiración cuando la oyó recitar esta hermosa paráfrasis, esta paráfrasis igualmente piadosa y natural de la Oración Dominical! Confesó que nunca había escuchado a nadie rezar a Dios tan bien.
historia0704-La fe, el apoyo de los mártires
Mientras el joven era conducido al lugar de suplicio fuera de la ciudad, su madre, temiendo que no completara su glorioso sacrificio, le gritó desde las murallas: «Hijo mío, acuérdate del Dios vivo; ármate de constancia y fortaleza; eleva tu corazón a lo alto, y mira a Aquel que reina en el cielo.»
historia0703-Ejemplo de la misericordia de Dios
Al oír estas palabras, el penitente dio un gran grito, que marcó tanto su asombro como su gratitud al Dios de las misericordias, y en el mismo momento cayó muerto.
historia0702-Conversión de Ignacio de Loyola
Herido, sin saber qué hacer y aburrido hasta la saciedad durante su convalecencia, Ignacio pidió una novela para entretenerse. El Amadís y otros libros de caballería, tan profanos y peligrosos, eran famosos en aquella época, y las personas más honestas se deleitaban con ellos.
historia0701-Los maravillos frutos de un buen libro
Cuando la cena no estaba lista, el magistrado se enfadó con su mujer. Para calmarle y hacerle tener paciencia, ella le ofrece un libro para que lo lea. El magistrado se enfada aún más, tira el libro al suelo y arremete contra todos los presentes.
Quinto Domingo después Pentecostes
Si ofrecieres tu presente en el altar, y te recordares allí de que tu hermano tiene algo contra ti: deja tu presente allí, ante el altar, y vete antes a reconciliarte con tu hermano: y, volviendo después, ofrecerás tu presente.